25.7.10

Creatividad, autonomía, comunicación, relaciones y escucha


Un aspecto importante de este campamento fue disfrutar y trabajar al máximo en el proceso y no preocuparse tanto por el producto. Fue un proceso de comunicación a través de los muchos lenguajes que tienen los niños. Varios procesos se repitieron más de una vez a petición de ellos. Realmente en muchas de las actividades se hizo evidente el arte moderno, un arte efímero en el que la creación aparece y luego desaparece delante del espectador, es una expresión de carácter breve y fugaz. Por esta razón es que se documentó tanto el proceso y aprendizaje de los niños.


La autonomía fue otro aspecto que se pretendía desarrollar en los niños. Ellos tenían a su alcance los materiales para trabajar y aprendieron a usarlos cuando los necesitaban.



La comunicación de ideas fue básica. Cada vez que se realizaba un proyecto se le preguntaba mucho a los niños sobre lo que iban a hacer, por qué y cómo. Cuando un proyecto se hacía en varios días era importante recordarles las primeras ideas que ellos plantearon.
Se utilizó mucha la idea que promueven en las escuelas en Reggio Emilia de que los docentes debemos tener orejas grandes, ojos finos y una boca pequeña para poder aplicar verdaderamente la pedagogía de la escucha y las relaciones.


Un aprendizaje que todos tuvimos es que en las actividades que trabajamos no había respuestas buenas o malas, todas las opciones eran válidas. Cada material tenía diversidad de usos.


El uso de materiales conocidos y otros no conocidos invitó a los niños a usar su imaginación y ser creativos al máximo. Fue muy interesante escuchar y observar todos sus descubrimientos, hipótesis, creaciones. El contar con este tipo de materiales que se prestaban para hacer con ellos infinidad de cosas permite al niño descubrir su potencial creativo. Esto no sucede con materiales comprados que solo tienen una forma de uso. Les presentamos algunos ejemplos:

Una muñeca (el cartón que le está dibujando cara) en la cuna (sillas juntas).






El espacio físico ayudó mucho a la movilidad de los niños y además se aprovechó al máximo la luz natural y la ventilación. El espacio se convirtió en una mezcla de atelier y plaza donde se desarrollaban los proyectos pero también donde las familias se reunían y compartían con sus hijos. El jardín también se utilizó mucho por los niños y este contacto con la naturaleza tiene resultados comprobados muy beneficiosos para las personas.

Niños de distintas edades (3-7 años) trabajan juntos en los mismos proyectos. Ellos se ayudan mutuamente y aprenden unos de otros. Esta oportunidad la tienen pocas veces en la escuela, aunque sí lo pueden vivir en sus casas con hermanos y primos.


El trabajo con materiales de reciclaje crea conciencia en los niños de todo lo que se puede hacer con éstos y lo importante que es reutilizarlos y no generar tanta basura.
(Boliche con tubos donde arrollan el hilo).


Un aspecto importantísimo es la participación de las familias en este proceso. Fue agradable escuchar tantos comentarios positivos y ser recomendadas por tantas personas. Los invitamos a dejar sus testimonios abajo y a revisar los otros posts del blog donde encontrarán fotografías día por día de los dos campamentos.


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