Un mapa conceptual realizado en grupo: Alhelí, Sandra, Andresa y Carolina. Este mapa contiene todos los elementos claves estudiados en el curso de evaluación del MIPE.
A continuación algunas ideas de la síntesis de este mapa:
¿Cúal es la relación entre aprendizaje, evaluación y calidad de la educación en los diferentes niveles de la práctica educativa? Ésta se comentará a partir del mapa conceptual trabajado en pequeño grupo. Es relevante el planteamiento de esta pregunta, debido a la implicancia que tiene tanto la evaluación como la calidad en alianza con el aprendizaje. Son tres elementos que no pueden separarse y que juntos revelan muchos aspectos de la realidad educativa de un país, un centro educativo y un aula. Si alguno de éstos se omite, es difícil comprender las relaciones entre éstos y valorar una situación educativa en su totalidad.
Para iniciar el comentario, se parte del concepto de evaluación, el cual se enmarca dentro de una perspectiva amplia que es la socioconstructivista. Esta teoría permite hacer una lectura que considera los factores contextuales, culturales, relacionales y colaborativos en los procesos de aprendizaje. Además, Coll (2001) menciona que si bien quien aprende es la persona individualmente considerada, el aprendizaje siempre se lleva a cabo con los otros y gracias a los otros. Es necesario entonces hacer la lectura del mapa utilizando estos lentes y todo lo que ello implica.
Como se dijo anteriormente, la palabra evaluación está colocada jerárquicamente de primera y por tanto tiene un valor importante; y entonces, ¿qué es evaluación? Evaluar, indica Hadji (1992) citado por Coll (2001), es la acción de emitir un juicio de valor sobre las consecuencias de una acción educativa proyectada o realizada sobre una determinada parcela de la realidad educativa. Para evaluar se requieren dos elementos: los criterios sobre los aprendizajes que se pretende que realicen los alumnos como consecuencia de la enseñanza (objetivos o criterios de evaluación) y unos indicadores observables o ejecuciones de los alumnos cuya presencia o ausencia puedan ser interpretados como prueba del nivel de cumplimiento de las expectativas de la enseñanza. La evaluación, se centra en el triángulo interactivo, el cual está conformado por las relaciones entre profesor, alumno y contenido. El proceso de enseñanza-aprendizaje es entonces un proceso activo, mediado, constructivo y abordado desde esta interactividad. Este triángulo forma una unidad indisoluble y relacionada que implica diferentes elementos en cada uno de los niveles de la práctica: en el aula, está conformado por el enseñante, el estudiante y el contenido; en el centro educativo, está constituido por el equipo docente, los alumnos del centro y el proyecto educativo; y a nivel de sistema, está integrado por, el currículum, el alumno tipo y la organización, estructura y marco jurídico. Estos tríos conforman unidades de evaluación en los distintos niveles. En resumen, el triángulo interactivo está estructurado en niveles de la práctica educativa que son: centro, aula y sistema.
Retomando la idea anterior, se puede decir que la evaluación centrada en el triángulo interactivo a nivel de aula, se caracteriza por ser continuada, reguladora y auténtica. Al hablar de evaluación continuada se hace referencia a los procesos en los que se lleva a cabo: inicial, continua y final, implicándose en los tres niveles de la práctica educativa.